El Poder de la Conexión: terapia grupal en los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA)
- María Paz Flisfisch

- 7 nov
- 2 Min. de lectura

Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), como la Anorexia Nerviosa (AN) , la Bulimia (BN) y los trastornos por atracones (BED), son enfermedades mentales complejas que requieren un abordaje multidisciplinario e integrador. El tratamiento suele combinar un enfoque médico, nutricional y psicológico.
Dentro de las opciones psicoterapéuticas, la terapia grupal se presenta como una herramienta de inmenso valor, complementando de manera crucial la terapia individual.
Superando el aislamiento y generando universalidad
Uno de los mayores desafíos en los TCA es el profundo aislamiento y la vergüenza que experimentan los pacientes. Sienten que sus pensamientos y comportamientos son únicos, incomprensibles o inaceptables. La terapia grupal rompe esta barrera:
Universalidad de la experiencia: al compartir un espacio seguro con otros que luchan contra desafíos similares, el paciente descubre que no está solo. Este factor, conocido como universalidad, normaliza sus luchas y disminuye el sentimiento de culpa y vergüenza.
Sentido de pertenencia: el grupo se convierte en una red de apoyo donde la conexión y la comprensión mutua sustituyen al aislamiento, esencial para la recuperación.
Fomento de la esperanza y el crecimiento personal
Ver a otros miembros del grupo en diferentes etapas del proceso de recuperación inyecta una dosis fundamental de esperanza y motivación al cambio.
Modelyng de roles: los miembros más avanzados actúan como modelos a seguir, demostrando que la recuperación es posible. Su experiencia exitosa ofrece estrategias de afrontamiento prácticas y adaptativas.
Altruismo y perspectiva: al ayudar a otros, los pacientes salen de su ensimismamiento, un rasgo común de los TCA. El altruismo les permite reenfocar su energía y reafirmar sus propios cambios.
Espacio de expresión y transformación de creencias
El entorno grupal facilita la expresión verbal de conflictos y emociones, a menudo reprimidas o canalizadas a través del síntoma alimentario.
Verbalización y conciencia: la dinámica grupal anima a la verbalización de los conflictos, lo que aumenta la conciencia introspectiva y la comprensión de las raíces de la enfermedad.
Cuestionamiento de distorsiones: al escuchar distintos puntos de vista y recibir feedback honesto y empático, los participantes tienen la oportunidad de cuestionar y romper las creencias poco constructivas y las distorsiones cognitivas relacionadas con el peso, la comida y la imagen corporal.
Desarrollo de habilidades sociales y autonomía
La recuperación de un TCA implica reintegrarse en la vida social y desarrollar una identidad más allá de la enfermedad.
Laboratorio social: el grupo actúa como un "laboratorio social" en el que se pueden practicar y desarrollar habilidades sociales y asertividad en un entorno contenido y seguro.
Mayor autonomía: al enfrentarse a las dinámicas interpersonales del grupo, el paciente potencia su autonomía y su capacidad para manejar situaciones sociales, mejorando sus relaciones interpersonales fuera de la terapia.
En conclusión, la terapia grupal es un componente fundamental y catalizador en el tratamiento de los TCA. Ayuda a los pacientes a tener una comunidad de apoyo, fomenta la esperanza, disminuye la sensación de aislamiento y ofrece un espacio para el crecimiento personal y la adquisición de herramientas necesarias para una recuperación sostenida en el tiempo.



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